Desde niña, he pasado los veranos en el pueblo, absorbiendo la esencia de la vida rural y la belleza de su arquitectura. Ahora que soy madre, mi deseo es transmitir estos mismos valores a mis hijos, para que crezcan conectados con la naturaleza y apreciando la autenticidad de los entornos rurales.

Mi trayectoria profesional me ha llevado por diversos caminos, desde Italia hasta Madrid y ahora a la Ribera del Duero. 

Estudié ARQUITECTURA en la ETSAV de Valladolid porque siempre he sentido una fuerte atracción por el diseño y la construcción, y quería canalizar esa pasión en una carrera que me permitiera contribuir al mundo que me rodea.

• Cuando acabé la carrera, me embarqué en una aventura profesional en Italia, donde descubrí la importancia de dar una segunda vida a los edificios antiguos, aprendiendo el arte de la renovación y la revalorización del patrimonio arquitectónico.
• Al regresar a España, asumí la gestión del negocio familiar en Estudio Técnico Aisladuero, donde profundicé en el aspecto técnico de la sostenibilidad, centrándome en el aislamiento como clave para mejorar la eficiencia energética de los edificios y reducir su impacto ambiental.

Además, quise ampliar mis conocimientos y estudié un MASTER EN DISEÑO Y ARQUITECTURA DE INTERIORES en la UPM de Madrid, buscando integrar estas habilidades en proyectos reales. 

• Durante mi estancia en Madrid, trabajé en un estudio especializado en reformas integrales, donde perfeccioné mis habilidades en el diseño y la gestión de proyectos, adaptando los espacios a las necesidades y gustos de los clientes.
• Después de unos años en Madrid, decidimos, a nivel familiar, buscar una mayor calidad de vida y nos trasladamos a la Ribera del Duero, donde encontramos el equilibrio perfecto entre la tranquilidad del campo y las comodidades de la vida moderna. 

Fue en este momento cuando surgió QUERCUS ILEX ARQUITECTURA, un proyecto personal y profesional que tiene como misión la revitalización de los pueblos a través de la arquitectura, desarrollando proyectos que no solo sean estéticamente atractivos, sino también funcionales y respetuosos con el medio ambiente. Su nombre, inspirado en el nombre científico de la encina, árbol emblemático de la Ribera del Duero, simboliza nuestra firme conexión con la tierra, así como nuestro compromiso con la naturaleza y la sostenibilidad.

Hoy en día, desde mi despacho en Aranda de Duero, me dedico a ayudar a familias como la tuya a descubrir el encanto de la vida rural y transformar sus sueños en realidad. 

Si estás listo para dar el paso hacia una vida más plena y conectada con la naturaleza, ¡no dudes en contactarme!